Cuando llegó, el circo agotó todas sus entradas a pesar de costar 300 leros cada una. Pero a los pueblerinos no les importaba el precio, era la oportunidad única para ver al pan que habla.
-Hola, el espectáculo va a comenzar. Con ustedes, Señoras y Señores, el pan que habla!!!
El presentador saca un voluntario al escenario, pero se desmaya. Entonces saca a otro, que está temblando de susto y emoción. Traen una bandeja con un pan y una jarra de agua.
-Eche el agua encima del pan
-y y y-a e-st-ta
-¿Como está el pan?
-Esta... bland-do, esta-ablando, esta hablando!.
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